Gloria Beatriz Salazar de la Cuesta
“Cuando leemos para otros, nos escuchamos
y cuando otros nos leen, crecemos”
Las tres brujas
Hace un tiempo estaba ofreciéndole a un padre de familia mis libros de literatura infantil en una feria (cuando se podía encontrar con las personas) y él por salirse del paso me respondió: Es que mi hijo todavía no lee. Le pregunté: ¿Usted sabe leer? Me mira con cara de pocos amigos y responde: ¡Yo sí! Entonces no hay problema le puede comprar el libro. Debo decirles que después de una mirada fulminante, dio la vuelta y siguió su camino en silencio.
Ese padre me hizo pensar sobre algunos imaginarios acerca de los niños y los libros. Primero, que el amor a la lectura se enseña en la escuela y los planes lectores (lo que en la mayoría de los casos produce el efecto contrario). Segundo, que los libros son cuando el niño sabe leer, porque el que los debe leer son ellos y no los padres; por último, que la literatura infantil es solo para niños y niñas.
El amor a la lectura empieza desde el momento de la concepción, cuando el bebé, desde antes de nacer, siente, escucha a la mamá y al papá. Palabras y más palabras tejidas en textos que son expresiones de amor. Desde el nacimiento el libro es un elemento esencial, no solo para leerlo, sino también para degustarlo, morderlo y saborearlo. Puede que no tengamos libros físicos, sin embargo, habrá canciones de cuna e historias de nuestra familia que siempre nos han a cunado, porque contar historias ha sido parte de nuestra humanidad, como una forma de expresar amor, miedo y nuestros orígenes que contribuyen a construir nuestra identidad y conocer el mundo que nos rodea.
La familia es donde el niño encuentra la mayor fuente de amor. Yolanda Reyes habla de un triángulo amoroso, entre el libro, la voz de los padres y la niña o niño. Puedo asegurar que si le preguntamos a cualquier adulto sobre sus recuerdos de quién les leía o les contaban historias y qué era lo que les contaban. Nos hablarán con una sonrisa en la cara, transportándose a la niñez.
Nos preocupamos tanto por la alimentación de nuestros bebes, niñas y niños, olvidando que también tenemos que alimentar el alma. El espíritu se nutre: de música, libros, naturaleza y arte, que son expresiones puras de amor.
Los pequeños aprenden por el ejemplo, entonces, como pretenden que lean, sino hay una biblioteca en casa, no hay paseos a una librería pública y los padres no lee. Por ello es tan importante leer, tener una hora del cuento, saber escoger los libros, lectura en voz alta y sobre todas las cosas ¡Disfrutar ese tiempo con su hija o hijo! El cuento antes de dormir es un pase mágico para generar lazos de amor, encontrar la voz de su hijo y redescubrir su niño interior, que es esencial para poderse comunicar con su chiquitos.
Por último, creo que la literatura infantil es para grandes con corazón de niño y para chicos y chicas. Ese es mi lema cuando saludo a mis oyentes de “tiempos de diariocuentos” en mi canal de YouTube. Debo confesarles que tengo igual número de suscriptores adultos que niños y los mensajes en estos tiempos de incertidumbre han sido increíbles. Hombres y mujeres que esperan mis cuentos para poder viajar a la imaginación antes de dormir y escapar por unos minutos de una realidad que abruma.
Por eso hoy, tomo la voz de todos los chiquitos para decirles a los adultos: “Yo no leo, pero tú sí”.
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